Muchas personas confunden endodoncia con periodoncia, y ambos tratamientos son totalmente distintos. Mientras que la periodoncia trata las enfermedades de las encías, la endodoncia trata las enfermedades de la pulpa de la raíz del diente, la cuál en determinados casos si no se extrae puede dar lugar a infecciones o traumatismos. A continuación lo explicamos más detallado.
La endodoncia es un proceso que empleamos para extraer la pulpa dental de un diente o muela dañado para preservarlo y evitar que el paciente acabe perdiéndolo. Se trata de un tratamiento sencillo en el que, una vez extraída la pulpa y limpiada la cavidad, aplicamos un material rellenador inerte y biocompatible que simula la forma de la corona dental.
Tipos y fases de una endodoncia
Coloquialmente conocido como «matar el nervio«, este tratamiento es muy sencillo y nada doloroso, puesto que aplicamos anestesia local. Para ello, con una jeringuilla, inoculamos el líquido en la encía, dejándola insensible casi al instante. Además, en función de la pieza dental tratada, existen tres tipos de endodoncia:
- Unirradicular. Se realiza sobre un diente que solo tiene una raíz o conducto. Por ejemplo, los caninos o los incisivos.
- Birradicular. El tratamiento se hace sobre los molares inferiores o los segundos premolares superiores. Dicho en otras palabras, aquellos que cuentan con dos raíces, de ahí el nombre del tratamiento.
- Multirradicular. Este tipo se aplica sobre los molares superiores, aquellos dientes que tienen tres o más raíces.
Al igual que durante el tratamiento no se debería sentir dolor, tampoco se debería sentir posteriormente, ya que se trata de un proceso en el que se mata o se desensibiliza el nervio, que es lo que causa las molestias de manera habitual. En esencia, los pasos a seguir en la realización de una endodoncia son:
- Acudir al endodoncista. Este valorará el estado de la pieza dental, mediante una exploración y una radiografía. Una vez hecho el diagnóstico, se procede a citar al paciente para practicarle la endodoncia.
- Usar anestesia local. Previamente, habrá que asegurarse que la zona no está inflamada o infectada. De ser así, habría que prescribir la medicación necesaria y esperar a que se cure dicha infección para que el área esté lista para anestesiar y realizar la endodoncia.
- Perforar la corona dental para acceder a la pulpa. El objetivo es extraer el tejido infectado y limpiar los conductos reticulares.
- Sellar y rellenar los conductos. Se emplea material biocompatible que no produce ningún rechazo y, además, simula la textura y la forma originaria del diente.
- En algunos casos, se puede recomendar la colocación de una corona o funda para proteger la pieza dental.
¿Qué cuidados precisa una endodoncia?
Una vez practicado este tratamiento, no tiene por qué presentarse dolor. Se ha matado el nervio, que es la parte del diente que duele cuando hay un problema. Lo que sí se puede experimentar es cierta inflamación, por lo que habrá que ingerir los fármacos que haya prescrito el especialista.
Una de las recomendaciones básicas es no masticar con la muela endodonciada ni comer ningún alimento duro o pegajoso durante las horas posteriores a la intervención. Así mismo, como la zona permanecerá anestesiada un breve lapso de tiempo, se debe controlar que no se muerda la lengua o se ejerza una presión descontrolada sobre la pieza dental tratada. Por lo demás, habrá que cepillar los dientes con total normalidad, haciendo especial hincapié en el diente o la muela reparada.
¿Cuándo es necesaria una endodoncia?
Algunos síntomas pueden alertar al paciente de que necesita una endodoncia. Por ejemplo: tener dolor leve o agudo, observar que el color del diente se ha oscurecido (caries) o padecer una hipersensibilidad continuada.
También cuando se experimenta una fístula o un flemón, lo que indica una posible infección que, a veces, desemboca en mal sabor de boca. En todo caso, ante la mínima duda, es aconsejable acudir a un centro médico, como nuestra Clínica dental en Albacete, para una correcta valoración.